En gran cantidad de ocasiones se subestima la ardua tarea de los músicos profesionales, que tras practicar horas y horas en posturas muy poco naturales, acaban sufriendo lesiones.
Desde hace muchos años se equipara el trabajo de los músicos con el de los deportistas de élite porque ambos someten a su cuerpo a tareas repetitivas que a la larga provocan más de un susto en no pocos de ellos, todo ello sin mencionar el perfeccionamiento mental al que se someten. Los principales problemas que causan este tipo de daños en intérpretes son:
Malas posturas reiteradas:
Si bien es cierto que la postura al tocar nunca es muy natural (en unos instrumentos más que en otros), siempre hay una más adecuada, por provocar menos problemas si se hace uso de ella combinada con los descansos necesarios. La higiene postural y la toma de consciencia de cada parte de nuestro cuerpo que interviene a la hora de tocar un instrumento es muy importante para evitar lesiones frecuentes en los músicos como contracturas o peores como tendinitis, epicondilitis y similares. Para ello es esencial adquirir una formación básica en este campo (tan o más importante que el hecho de interpretar).
Tengamos en cuenta que muchos pasajes técnicos no llegan a buen puerto por la utilización inadecuada de algún segmento físico de nuestro cuerpo. El tener conocimiento de esto redunda en una mayor productividad a la hora del estudio. El calentamiento previo también es importante para evitar daños. Preguntad a vuestro profesor de instrumento que os podrá guiar siempre adecuadamente dado que su labor no es sólo enseñar a dar notas, sino también a evitar cualquier sufrimiento innecesario a la hora de interpretar.
Ignorar los dolores:
Para un músico profesional es altamente importante estudiar varias horas al día, y muchas veces bajo presión por el corto periodo de tiempo con el que se cuenta para preparar un determinado repertorio, pero es de vital importancia no ignorar nunca un dolor al tocar; puede no ser nada e irse como llegó, en unos minutos, o ser la llamada de atención del cuerpo sobre algo que puede acabar en una lesión grave. Pero lo más importante para evitar males mayores es parar inmediatamente de tocar en cuanto notemos los primeros síntomas de sobrecarga como medida preventiva. Acudir regularmente a un especialista osteópata o fisioterapeuta es otra de las costumbres que un instrumentista debería adquirir para tener en perfectas condiciones la principal herramienta de trabajo: nuestro cuerpo. Lo ideal es que se contara con este servicio en los centros de enseñanza musical, pero la realidad es que lamentablemente lo tenemos que buscar por nuestra cuenta.
Respetar descansos como parte del estudio:
Este punto también es esencial, pues los dolores y lesiones son causados en la mayoría de ocasiones por una excesiva tensión de tendones, cuerdas vocales, músculos… Y podrían ser evitados con descansos intercalados con el estudio relajando las partes del cuerpo puestas en tensión al tocar.
Por último, es necesario tener en cuenta que no hay dos intérpretes iguales, ni en el modo de tocar, ni anatómicamente, por tanto, no siempre los consejos de otro tienen que ir a misa. Nuestras particularidades físicas nos hacen únicos, por lo que tenemos que hallar una técnica adaptada a nosotros para poder evitar todo tipo de lesiones que pueden llegar a echar por tierra nuestro trabajo de años.
Sujeto a normas:
La música clásica, como cualquier deporte, también tiene sus normas específicas. El compositor conoce las limitaciones técnicas de cada instrumento y refleja en una partitura las reglas a seguir para la interpretación de una obra musical. El director de orquesta o el líder del grupo se encarga de unificar los criterios de cada músico para que la interpretación se haga de forma conjunta y con unas normas estilísticas específicas.
Dedicación máxima:
La actividad deportiva requiere de una práctica diaria para adquirir, mantener y mejorar las habilidades necesarias para manejar la raqueta, el balón o el bate.
Exactamente igual que ocurre con cualquier instrumento musical, que precisa de un estudio intenso y constante para desarrollar la técnica propia de dicho instrumento.
No hablamos de dedicación exclusiva porque, no todo es tocar el trombón.
Preparación física:
Antes de comenzar un partido de fútbol, los dos equipos saltan al terreno de juego y realizan calentamientos musculares para prevenir lesiones y preparar al cuerpo para la actividad física. Del mismo modo, al finalizar el partido todos los jugadores realizan estiramientos.
Los músicos también nos preparamos físicamente (o deberíamos) antes de empezar a tocar y al finalizar nuestra sesión de estudio, ensayo o concierto. Ejercicios de calentamiento, respiración, estiramientos, relajación muscular…
Lesiones:
Sí, los músicos también se lesionan.
Según un estudio del Hospital Quirón de Valencia el 75% de los músicos sufren a lo largo de su carrera alguna lesión. El mantenimiento de posturas forzadas y la repetición de movimientos son los principales factores por los que se producen por lo que una buena preparación física y una adecuación postural más ergonómica podrían ayudar a prevenir estas lesiones.
A diferencia de los deportistas de élite, los músicos profesionales no suelen tener detrás un equipo especialista en tratar estas dolencias más frecuentes de lo que nos gustaría. ¿Por qué? De eso ya hablaremos en otro momento…